19 febrero 2008

Mañana bien tempranera, con brisa y olor a flores. Desperezarse. Un café con leche mientras se enciende el motor de mi computadora. Un remolino de viento que viene bárbaro. Un llamado telefónico que arruina mi plan de arrancar el día en silencio y en paz. En un primer intento por revertir la sensación de que vivo mal por la realidad de vivir bien, noto que lo más complicado es no entrar en cortocircuito con los demás.