bebió. imaginó a una velocidad desigual e incapaz de ser medida con la realidad. después, apenas quedaron unos limones agrios y el frío de los hielos derritiéndose de a poco. la bebida espirituosa se transformó en una metáfora de la vida. de esas a las cuales resulta imposible escaparles.

permiso para florecer en invierno

sailor girl

le quemaba la arena tanto como el corazón. el recuerdo del corazón hirviendo unas horas antes. cociéndose. llenó la olla de agua salada. y como cada vez que pisa el mar, limpia el alma. las heridas de su alma.

mirando a través de espejitos de colores

enredar la tela en un nudo indivisible. entre el talón y el alma, ahora boca abajo, ahora sola y lejos del abajo. dejar de pensar concentrada ente el peligro de caer. respirando para no caer. sin comprar para entender. sin ponerle precio al saber.

fue un pensamiento antes de la lluvia. existía la posibilidad de empezar a ser, ella también, un poco culpable. apenas un pensamiento

pasado por agua. apenas un pensamiento. demasiado cobarde para llegar a ser una idea.

viaje a las estrellas

Mía

descansa. rezonga. ríe, un montón. niña bonita.
carcajea. balbucea. bosteza. mira fijo. bambina.

ojalá

no tengo la certeza de que el viaje hacia el interior haya comenzado. tal vez dure toda la vida. pero sé que es momento -sin horas- de quitar lo doloroso de los otros de adentro. y hacerlo sin dolor. no quiero dejar de hacerme preguntas. sólo quiero respuestas que iluminen el camino. no tengo la certeza. pero seguiré mirando a los ojos sin agachar la cabeza. tal vez eso también, ojalá-si Dios quiere, dure toda la vida.

reloj de arena

voy a dejar de atender, de atenderte, de atenderlos. de mirarte, de mirarlo, de mirarlos. de soñarte, de soñarlos. de fingirte, de verte fingir. voy a dejar de llamar, de llamarte, de llamarlos. voy a dejar de pesar, de pesarte, de pesarlos. de justificar, justificarte, de justificarlos. sólo un rato. sólo un poco. vivirme. a mí.