
Lindo día para llorar y que no se note ¿no?
"La poesía resiste la mediocridad del medio ambiente, es futuro".
Durante más de una semana, una de las Renatas que andan dando vueltas se atrincheró con el libro de la vaca y me convirtió en su prisionera. Sin más explicaciones que el legítimo capricho. Igual que el mío, ansiosa por tener, al menos por un día, su tesoro. Dicen que hubo escenas con llantos y gritos. Y yo lo creo. Sus pequeñas manos de apenas dos años y medio no quisieron soltarlo. Hasta ayer. Es mi obligación, entonces, decir que "La vaca Renata" es un mundo de garabatos, manchas de colores, un poco de baba y mermelada. El primer libro que le regalaron en su vida. Sus páginas cuentan una historia de amor y amistad. Tiene olor a infancia. Y manchones que conmueven. ¡AY, RENATA!
¿Es que quiero porque puedo? ¿O puedo porque quiero? ¿Puedo no poder aquello que quiero?
De a poco fui descubriendo que para acceder, incluso a lo que no se ve ni se toca, es necesario tener nombre de usuario y contraseña. Que el sistema no conspire contra nuestras ganas. Y que en ocasiones, haya un buen servidor dispuesto, simplemente, a estar. Aunque casi siempre sean más las veces que, sin registro, no pueda evitar ingresar.
El barrio hierve. Suda al ritmo tembloroso de los cueros enrojecidos por los nudillos colorados. Calentar las lonjas es nada menos que una experiencia de contemplación. Hipnotizada por el fuego ceremonial, mi ojo vio lo que tu ojo ahora ve a través del gran dios tambor.
"el espesor de la prosa crónica rompe con esta forma supuestamente transparente de la prosa periodística que está organizada para hacerte creer que no hay nadie que mira y cuenta". MARTIN CAPARROS.
"Me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena. Cuanto más ajena, mejor". PEPE MUJICA.